DIA MARTES

Martes
Leer con oración:
Jn 1:12-13; Ro 8:17; Gá 4:6-7; Ef 2:1-3, 13; 5:27

“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor, predestinándonos para filiación por medio de Jesucristo para sí mismo, según el beneplácito de su voluntad. ”(Ef 1:4-5 lit. )
La Obra Del Padre: Elección Y Predestinación
Al hablar de las bendiciones que hemos recibido de parte del Dios Triuno, Pablo comienza con la elección de Dios Padre, que ocurrió antes de la fundación del mundo. Fuimos escogidos con el objetivo de ser santos y sin mancha. Ser sin mancha significa ser perfecto, sin fallas, irreprensible. A veces, cuando oramos al Señor, todavía podemos ver manchas en nuestro vivir. Sin embargo, no podemos desanimarnos, porque si perseveramos, Su vida crecerá en nosotros y alcanzará santos y sin mancha (Ef 5:27).
Además de haber sido escogidos antes de la fundación del mundo, la bendición del Padre, que no es más que Su obra en Sus escogidos, incluye el hecho de haber sido predestinados para la filiación (Ef 1:5). ¡Esto es maravilloso! ¡Personas como nosotros, que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, sin ninguna esperanza, fuimos escogidos y predestinados para convertirnos en hijos legítimos de Dios! (2:1-3, 13).
Una vez que creímos en el Señor Jesús, nacimos de nuevo y recibimos la vida de Dios en nuestro espíritu humano (Jn 1:12-13). Tenemos una relación de vida con el Padre y podemos clamar: “¡Abba, Padre!”. Pero eso todavía no es la plena filiación. Hoy, por medio del vivir de la iglesia, la vida de Dios necesita crecer en nosotros, a fin de que alcancemos la madurez espiritual y nos convirtamos en herederos de Dios y coherederos con Cristo (Gá 4:6-7; Ro 8:17).
Punto Clave:
Predestinados para la filiación.
Pregunta:
Después de creer en el Señor Jesús, ¿cuál es nuestra relación con Dios?
La iglesia en Armenia
¡Jesus es el Señor!