REY DE GLORIA

DIOS NUESTRO REY DE LA GLORIA EN TODO TIEMPO GLORIA DIOS

¡Alzad, puertas, vuestras cabezas! ¡Alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria! ¿Quién es este Rey de gloria? Salmo 24:7-8

¿Quien es este Rey de gloria? ¡Jesucristo! ¡El es el Rey de gloria!

¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador, pero humilde, cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. Zacarias 9:9

¡Quién se asemeja al Señor Jesucristo! No hay Rey ni gobernante ni gobierno que sea igual al del Señor. Las escrituras nos muestra quien y como es este Rey de gloria.

Cristo es el Rey profético: De El hablaron los profetas y las escrituras (Lucas 24:44), y en El se cumplieron todas las profecías. No hay ninguna que haya faltado. Todas se cumplieron. Jesús envió a dos de sus discípulos, y les dijo: —Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado. Desatadlo y traedlo Mar 11:1-2, (Gen. 49:11, Zacarías 9:9) El las cumplió por Ti y por mi! Cristo vino a Salvarnos.

Cristo es el Rey obediente:Se sometió a la voluntad de Dios, y fue obediente hasta la muerte, muerte en la cruz (Filipense 2:: Sabiendo que era su última semana de vida, porque sabía que lo iban a matar, debía de cumplir la voluntad del Padre. La voluntad del Padre es de dar Salvación a todos los hombres. A todos los que crean en El (Tim. 2:3-4). Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú». Mat 26:39. El se sometió por Ti.

Cristo es un Rey humilde: Entró montado en un pollino. No entró haciendo alarde. No gritará, no alzará su voz ni la hará oir en las calles. Isa 42:2.. El entró identificándose con la gente. Mientras Herodes y Pilatos vendrían con sus grandes filas de escoltas y pompa, Cristo entró humilde. El se hizo humilde por Ti para Ti.

El es el Rey de sus discípulos: No había una séquito imperial. Su séquito estaba conformado por todos aquellos que decían “¡Hosanna! ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”. Doce humildes discípulos, iban con El. No eran altos funcionarios de gobierno, simplemente hombres sencillos, quienes dejaron todo para seguirle. El vino a buscarte a Ti y a Mi y que seas su discípulo a los cuales el envía a dar su mensaje de amor, y salvación

El es el Rey Espiritual: Cuando entró a Jerusalén no fue a sentarse al trono de Herodes, ni al de Pilatos. No, sino que fué al templo. Porque su propósito es espiritual. El va al templo y dice: “La Casa de mi Padre es casa de oración”, cambiando así el estatus de sacrificios a oración. (Marcos 11:17) El quiere no mas sacrificio. Quiere que ores.

Es el Rey accesible: El Señor a pesar de que sabia que iba a ser una semana difícil y había el deseo de matarle y que los hombres lograrian ese fin, no entró en un carro blindado. Entró en un pollino, y la gente le podía tocar. Era el Rey accesible, siempre al alcance de quienes quieren verle. El está al alcance hoy para ti.

El es el Rey quien Dios escogió para dar su mensaje: —¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosana en las alturas! Mar 11:9-10. El es quien vino a reconciliarte con Dios.

El es el Rey de Gloria: Heb 1:3 El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza,

El es el Rey del reino de Dios:

Respondió Jesús:
—Mi Reino no es de este mundo; Juan 18:36

El es el Rey: Lo Conoces!

Los Israelitas vivían en un tiempo bien triste. Opresión no solamente del imperio romano sino que también de parte de sus líderes religiosos (Lucas 11:46). Era un tiempo difícil. Y los Israelitas esperaban un Mesías que los liberara y instalara su Reino.

Jamás se esperaban que el verdadero Rey es Cristo y que debía dar su vida por los suyos para darles la salvación. Se esperaban un Mesías político. Inclusive hoy, en nuestros tiempos, nosotros queremos hacer de Cristo y el Reino de los cielos según nuestra conveniencia. Pero le damos gracias al Padre, toda la honra y gloria porque en Cristo tenemos a un Rey quien es verdaderamente nuestro Salvador.